Un tributo a la tracidión. En esta cosecha, han procesado una parcela de uva Monastrell situada al norte, a una altitud de 700 metros. Después de obtener el mosto de primera calidad, fermentan en un foudre de madera centenaria.

La parcela de Macabeo ha sido tratada de manera tradicional, incluyendo sus lías. La combinación de Monastrell y Macabeo da lugar a un Clarete, el cual dejan reposar en un depósito de cemento durante 6 meses para su mezcla. Dos variedades, una tinta y otra blanca, se combinan para crear un vino con el espíritu mediterráneo, fiel a su historia pero con un sabor que se ajusta a los tiempos actuales. 

Producción limitada de 2.623 botellas